martes, 17 de junio de 2008

parte I: “primer día en el manicomio”

Como un día cualquiera desperté en medio de mi vida dándome cuenta que en realidad no era Yo. Una paradoja del vivir cotidiano descubrí que mi verdadero ser vivía dentro del mundo mental y que lo que llamamos vida no era más que lo que me tocaba hacer y ser.

Entre mundos paralelos descomponía mi psiquis día tras día… noche tras noche hasta que decidí aunar ambos cosmos y que sea lo que quiero ser..

Estoy saliendo de noche, son apenas las 6.15 a.m. y voy en busca de mi auto al estacionamiento. Desde la puerta de mi casa hasta la guarida del automóvil el viento frío hace descubrir que no hay ropa que alcance para frenar la calada de huesos. Pienso cuanto odio tener bolsas y cosas que llevar a parte de mi mochila, pero debo entregar varias cosas…

Por suerte apenas subo a mi auto, prendo todo…la calefacción y la música… Nada de radio que me conecte con todos los quilombos mundanos. Ni quiero conectarme con migo misma, menos con el mundo.

Que mejor que creer que no se piensa en nada…y así viajar hasta el trabajo. No es un lugar que me desagrade, tiene cosas buenas y otras malas… El momento del viaje es lo mejor del día porque mientras conduzco me desconecto de todo menos de lo que estoy haciendo…

Llegar al maní-comió tiene sus momentos… casi nunca hay lugar para estacionar porque la cantidad de desquiciados es enorme y crece día a día, dentro y fuera de la institución… por eso los psicólogos y psiquiatras siempre van a tener trabajo… además se necesitan entre ellos para psicoanalizarse mutuamente… ¿quién esta sano?¿quien esta enfermo?

Prender las luces, me recuerda que en la oscuridad no se ven las suciedades que dejan los supuestos educados…pero que sin ellas me llevaría todo puesto y quien sabe que podría pisar… Luces y veo, tachos de basura no se usan; cuadros rotos; papeles por todos lados y vasos descartables usados… Todo fuera de lugar, desorden, caos… así es como estamos todos…

Amo el orden y la organización porque me dan tiempo para disfrutar de lo que se me ocurra o no hacer nada.

Abro mi oficina y las cosas están en su lugar por lo que me calma. Tomo un café y el timbre toca como loco la llegada del personal de limpieza y otros.

Media hora y comienzan a entrar los pacientes impacientes… mentiras y verdades que no me interesan escuchar, obviedades ocultas en el hablar que el cuerpo exclama en su postura… ni se sienten bien ni se sienten mal, simplemente no sienten nada a simple buscar pero en el interior el dolor y la impotencia claman VERDAD!!!

Caminan llevando pesos, grilletes, bozales, mentiras… y se ríen, como si eso fuera felicidad. Entra por la puerta principal una mujer perdida, que no hay duda que esta en el lugar que buscaba… Me acerco y le informo con la mejor cara posible y con un tono suave pero seguro. Le explico todo pero igual no entiende nada así que vuelvo a explicarle de otra manera más simple (tonta) todos los detalles… y decide comenzar por su propio bien el reordenamiento mental para su salud.

Observa las “obras de arte” de las paredes mientras va en dirección al ala central para ser derivada al profesional de turno… como en una ruleta rusa va girando sin saber si será su turno.

Volviendo a esas manchas gravitacionales que hacen ver cosas según la psiquis del observador… son para mi MANCHAS coloridas y plata en materiales que sirven para desahogar al manchador oficial de turno.

Locos aceptados para vivir en sociedad, eso es lo que hay por todos lados en este delirante lugar… se creen más por tener dinero o conocer a alguien importante… cuanto ego, cuanta necesidad de sentirse más, de sobresalir ante otros porque se sienten tan diminutos… y yo tratando de ser simplemente YO… ni más ni menos que otros… sin comparación más que con quien quisiera ser…

Después de unas dos horas vuelvo a encontrarme con la dubitativa señora, que no estaba segura de nada … quizás mañana vuelva si se atreve a cambiar lo que intenta dejar a tras… -“Hasta mañana”- le digo, sin esperar nada … -“hasta mañana”- responde. ¿será verdad?, tiene tiempo para los modales y las buenas costumbres.

Paso por el comedor y veo sin sorprenderme que ni los internos, ni las visitas saben comer en la mesa y sentados, sin molestar a quines le sirven… No voy a detallar el chiquero que dejan cada día luego de cada comida…

Hoy salgo temprano y por suerte no tuve tiempo para pensar que hago acá…

1 comentario:

Soledad Jácome dijo...

Felicitaciones Felicitas!!!

Me alegra inaugurar este espacio. El morbo psiquiátrico me hace querer ver más y más loquitos agarrándose de los pelos, así que la leeré siempre para enterarme.

Paredes acolchadas y adelante…